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25N: Protección integral de la mujer desde el seguro de vida y salud. Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Cada 25 de noviembre, el mundo alza la voz para decir ¡basta ya! Es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha proclamada por la ONU para visibilizar un flagelo que afecta a millones de mujeres en todo el planeta. Las cifras son estremecedoras: 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual, generalmente a manos de su pareja who.int. El 25N no es solo una conmemoración simbólica; es un recordatorio de la magnitud del problema y de la urgencia por actuar.
Los efectos de la violencia van más allá de los daños visibles. Cada golpe, cada insulto, deja cicatrices físicas y emocionales que pueden durar toda la vida. La OMS recalca que la violencia contra la mujer afecta su salud física, mental, sexual y reproductiva. Mujeres supervivientes de abuso sufren tasas más altas de depresión, ansiedad, estrés postraumático, problemas ginecológicos y otras secuelas.
El rol del seguro de vida: respaldo financiero y tranquilidad para la mujer y su familia
El seguro de vida es mucho más que un trámite financiero; en contexto de violencia de género y vulnerabilidad, se convierte en un salvavidas económico. Tradicionalmente, un seguro de vida garantiza que, en caso de fallecimiento de la persona asegurada, sus seres queridos reciban una indemnización (suma asegurada) que les ayude a salir adelante. Esta función básica ya es vital: significa que si una madre o jefa de hogar falta, sus hijos podrán contar con un apoyo económico para vivienda, educación o sustento diariogndiario.com. Dado que cada vez más mujeres son cabeza de familia o contribuyen significativamente al ingreso del hogar, asegurar sus vidas es asegurar el futuro de sus dependientes.
Un aspecto innovador en algunos seguros de vida modernos es que refuerzan la protección en caso de violencia de género. Por ejemplo, existen pólizas que duplican la indemnización si el fallecimiento o la invalidez de la asegurada se deben a una agresión machista. Es decir, la compañía pagaría el doble de la suma asegurada a sus beneficiarios, reconociendo así la gravedad y el impacto de ese hecho. De esta manera, el seguro busca no solo cumplir su función tradicional, sino también “cubrir… las consecuencias económicas de la violencia” de forma explícita.
Otra modalidad de protección financiera vinculada es el seguro de desempleo o impago, donde algunas pólizas de alquiler contemplan exenciones o ayudas si una mujer tiene que abandonar su hogar por violencia y no puede pagar el alquilergndiario.comgndiario.com. Todas estas herramientas financieras permiten que una víctima pueda reconstruir su vida sin cargar, además, con deudas insalvables o la incertidumbre de quedarse sin techo.
Lamentablemente, a pesar de sus beneficios, muchas mujeres aún carecen de seguro de vida. Ya sea por falta de información, recursos limitados o la creencia de que “no lo necesitan”, la realidad es que existe una brecha de género en la contratación de seguros. Por ejemplo, en México las mujeres representan solo el 24% de las pólizas privadas de vida y gastos médicos, mientras los hombres poseen el 32%. Esta disparidad se atribuye en parte a menores ingresos y a una menor cultura financiera de previsión entre las mujeres, producto de desigualdades históricas.
La buena noticia es que la tendencia empieza a cambiar: en los últimos años la inclusión de mujeres en el mercado asegurador ha crecido más rápidamente (4.6% anual en coberturas de vida para mujeres vs 2.9% en hombres en México, 2018-2023). El sector asegurador está tomando nota y ya ofrece cada vez más productos pensados para mujeres. De hecho, varias compañías han lanzado pólizas exclusivas para la protección femenina, con nombres y coberturas específicas.
¿Qué podemos hacer nosotros, hoy, 25N, y todos los días?
Primero, romper el silencio y el estigma. Hablemos de la violencia contra la mujer, eduquemos a nuestros hijos en igualdad y respeto, apoyemos a quien lo necesite sin juzgar. Segundo, exijamos y apoyemos medidas concretas: mejores leyes, presupuestos para protección y programas de empoderamiento económico.
Planifiquemos la seguridad financiera: si eres mujer, infórmate sobre los seguros de vida y salud, piensa en ello no como un lujo sino como un acto de amor propio y previsión. Si eres hombre y tienes mujeres que dependen de ti o a tu alrededor, fomenta que también estén protegidas. Regalemos seguros, hablemos con nuestras parejas de estos temas, incluyamos a las mujeres en las decisiones financieras familiares.
En este escenario, los seguros de vida y salud se convierten en una pieza clave de prevención y empoderamiento. Un seguro puede significar más que una indemnización: puede representar tranquilidad, estabilidad y respaldo en los momentos más difíciles. Permite a una mujer proteger su futuro y el de sus hijos, acceder a atención médica oportuna, cubrir tratamientos de salud mental y enfrentar imprevistos sin perder su independencia económica. En definitiva, un seguro es una forma de decir “mi vida vale, mi bienestar importa y merezco estar protegida”.
El llamado hoy es a actuar: a construir comunidades seguras, a fomentar la educación financiera y a promover la cultura del aseguramiento entre las mujeres. Cada acción, por pequeña que parezca, suma a un país más justo, donde ninguna mujer tenga que elegir entre su seguridad y su estabilidad económica.
En Seguros del Pichincha, creemos firmemente que la protección comienza con la prevención. Nuestros seguros de vida y salud están diseñados para acompañar a las mujeres en todas las etapas de su vida, ofreciendo respaldo ante imprevistos y bienestar para su futuro. Porque protegerte a ti es también proteger a quienes más amas.
