La educación financiera puede y debe enseñarse de forma divertida a los niños, sentando las bases para un futuro financiero responsable. Numerosos estudios señalan que las actitudes hacia el dinero se forman en los primeros años de vida; de hecho, la investigación de la Universidad de Cambridge muestra que los hábitos financieros se establecen alrededor de los 7 años de edad
gohenry.com. Por ello, madres y padres tienen en sus manos la oportunidad de fomentar la alfabetización financiera en casa desde temprana edad, complementando la enseñanza escolar. A continuación, exploraremos herramientas y metodologías efectivas (juegos, aplicaciones, libros y dinámicas) empleadas internacionalmente para enseñar educación financiera a niños de 5 a 12 años. Asimismo, proponemos una guía de contenidos por rangos de edad (5–7, 8–10, 11–12 años) adaptada al desarrollo cognitivo infantil. Finalmente, analizaremos la situación actual en Ecuador – donde la falta de educación financiera es un desafío – y cómo la educación desde el hogar o la escuela puede mejorar el panorama, culminando con una dedicatoria por el Día del Niño.
Libros e historias ilustradas
La lectura es una herramienta poderosa para transmitir conceptos a los niños. Existen numerosos libros ilustrados y cuentos enfocados en economía básica adaptada a distintas edades, que explican términos financieros a través de historias cercanas a los pequeños:
- Mon y Nedita: Mi primer libro de economía (Montse Junyent Ferrer): Un cuento ilustrado para niños de ~3 a 6 años, protagonizado por dos ratoncitos (Mon y Nedita) que quieren comprar un regalo para su mamárevolut.com. A través de su aventura, el libro introduce a los más pequeños ideas como el trueque, el uso del dinero y el ahorro de manera muy simple. Incluye elementos interactivos (solapas, lengüetas) y dibujos coloridos que mantienen la atención infantil.
- La hucha de Jon (Olga Garrido Orozco): Otro libro para primera infancia que aborda el valor de ahorrar y saber esperar para conseguir algo deseadorevolut.com. Con ilustraciones atractivas, muestra a los niños la importancia de guardar dinero (en una hucha) poco a poco hasta alcanzar una meta, reforzando la idea de paciencia y planificación.
- ¿Dónde crece el dinero? (Laura Mascaró): Libro ilustrado dirigido a niños de primaria (7–11 años) que explica de forma novelada conceptos básicos de economía y finanzas personales. Por medio de historias, enseña de dónde viene el dinero, cómo se gana (trabajo), la diferencia entre necesidades y deseos, y la importancia de ahorrar e incluso una introducción muy elemental a la inversión. Es una forma de contextualizar la economía en la vida cotidiana del niño.
- Mi primer libro de economía, ahorro e inversión (María Jesús Soto): También enfocado a primaria, sigue a dos personajes (Nico y Carol) en aventuras que muestran qué hacer con los ahorros. Transmite mensajes positivos sobre el valor del dinero ganado con esfuerzo, inculcando que detrás de cada compra hay trabajo y tiempo invertido. Cubre desde conceptos de ahorro hasta una primera mirada a la inversión responsable para niños.
- Secretos mágicos del dinero para niños (8-12) (Alessandro Innocenti): Una guía para preadolescentes que mezcla relato fantástico con lecciones financieras. Acompaña a los lectores en un viaje mágico donde deben aprender claves financieras para superar desafíos, enseñando sobre decisiones de gasto inteligente, formas de ahorrar efectivas y nociones de planificación. Este tipo de libro mantiene el interés de los mayores de 8 años combinando fantasía con aprendizaje práctico.
A esta edad temprana, los niños están desarrollando nociones básicas de número y causalidad. Tienden a pensar de forma concreta y su capacidad de atención es limitada, por lo que las lecciones deben ser sencillas, tangibles y cortas. El objetivo principal es familiarizarlos con el dinero y hábitos positivos muy básicos:
Reconocimiento del dinero: Enseñarles a identificar monedas y billetes (sus colores, tamaños y valores). Se puede jugar a contar monedas juntos o clasificarlas por tamaño. Por ejemplo, mostrarles diferentes monedas y preguntar cuál “vale más” – muchos niños pequeños piensan que la moneda físicamente más grande vale más que una pequeña, independientemente del número que tengabmiahorro.com. Con paciencia, se les ayuda a distinguir el valor numérico de cada moneda/billete.
De dónde proviene el dinero: Explicar en términos simples que el dinero no aparece por arte de magia, sino que los padres deben trabajar para ganarlo. Según aconsejan expertos, es bueno que el niño entienda que las cosas (comida, juguetes) cuestan dinero y que obtener ese dinero implica un esfuerzobbva.com. Por ejemplo, cuando pidan un juguete, se les puede decir: “Para comprarlo necesitamos dinero, y el dinero lo ganamos trabajando”.
Ahorrar vs. gastar (el cerdito alcancía): Introducir el concepto de ahorro de manera visual. Una actividad clásica y efectiva es darles una alcancía (idealmente transparente) donde depositen pequeñas monedas regularmente. Se les explica que al guardar hoy esas moneditas, con el tiempo tendrán suficiente para comprar algo que desean más adelante. Libros como “La hucha de Jon” refuerzan esta idea mostrando que esperar vale la penarevolut.com. Es importante celebrar cuando ahorran para motivarlos – por ejemplo, si juntan monedas para un helado durante una semana, elogiar su logro cuando finalmente pueden comprarlo.
Necesidades y caprichos: A los 5–7 años se les puede empezar a inculcar, muy básicamente, la diferencia entre lo que necesitan y lo que quieren. Por ejemplo, necesitan comida o útiles escolares, pero quieren dulces o un juguete nuevo. Una manera de enseñar esto es mediante juegos de selección: recortar de revistas imágenes de objetos y pedirles que hagan dos montones (cosas que usarían todos los días vs. cosas con las que solo jugarían). Esta actividad simple comienza a introducir el concepto de priorizar el gasto en necesidades antes que en gustos.
Dinámicas lúdicas: Mantener todo en el terreno de juego. A esta edad funciona muy bien jugar a la tienda en casa: el adulto hace de cliente y el niño de vendedor, y viceversa, usando dinero de juguete. Así practican el intercambio producto por dinero y empiezan a entender que cada cosa tiene un “precio”. Otra dinámica es involucrarlos en tareas pequeñas remuneradas: por ejemplo, “si juntas tus juguetes cada día, el viernes recibes una monedita para tu alcancía”. Esto les enseña la relación entre esfuerzo y recompensa, tal como recomienda la literatura: que para obtener lo que desean, a veces deben trabajar o cumplir responsabilidades bbva.com. Siempre con cantidades simbólicas y evitando que lo vean como obligación pesada – debe ser casi un juego.