Cómo evitar los
cólicos en los bebés recién nacidos
Para quienes han sido padres o madres primerizos, es difícil olvidarse de esos primeros meses después del parto llenos preocupación ante cualquier malestar manifestado por el recién nacido. Esto se suma a que cuando los niños nacen no son capaces de verbalizar sus sensaciones, por lo que el llanto es su forma de expresar aquello que los incomoda o les causa dolor.
Ahora bien, por lo general, los primeros llantos de los recién nacidos están relacionados al dolor producido por los cólicos. El cólico es un dolor estomacal que padecen los bebés por el exceso de aire inhalado al lactar, debido a que todavía no maneja de modo adecuado la técnica de la succión.
Conocer algunos tips para
ayudar al pequeño a lactar
de modo correcto y otros para ayudar a sacar esos gases serán de mucha utilidad.Lo primero que la madre podrá hacer para
evitar los cólicos del bebé
es asumir una postura correcta en el momento de la lactancia. Esto le permitirá al pequeño ir desarrollando de mejor manera la técnica de la succión. Los especialistas recomiendan al menos cuatro posturas.A la primera postura se le llama
posición de cuna
o tradicional, y es en la que el bebé apoya su cabeza en el ángulo interno de uno de los codos de la madre, con la nariz orientada hacia el pezón del mismo lado que el brazo.La segunda posición, denominada de cuna cruzada, es parecida a la anterior, pero en esta la cabeza del bebé es sostenida por la mano del brazo opuesto a la de la mama en la que el bebé lacta, utilizando la otra mano para sostener el pecho levantado.
La tercera es la posición en la que la madre permanece acostada de lado, y es la que se recomienda cuando la mujer ha dado a luz con cesárea, pues el peso del bebé no recae sobre el abdomen. La madre debe recostarse y ubicar a su bebé de lado, mirando hacia ella, cuidando que la nariz del recién nacido esté delante del pezón.
Finalmente, está la
posición del canasto
o, también, denominada de la sandía. Esta posición es ideal también para las madres que han tenido una cesárea o que poseen pechos grandes. Para asumir esta posición la madre debe colocar un cojín por debajo del recién nacido, con la cara hacia arriba y con las piernas y los pies del bebé direccionados hacia la espalda de la madre, por debajo de la axila. Luego, con la mano se eleva al bebé hacia los pechos.Sin duda, estas posiciones permitirán al bebé mejorar su técnica de succión, pero, probablemente, al inicio seguirá llenándose de aire, y, por lo tanto, sufriendo de cólicos. Para estas ocasiones lo más importante será que la madre o el padre sepan ayudar a su hijo recién nacido a expulsar los gases que le provocan el doloroso malestar. Al igual que para la lactancia existen cuatro posturas básicas para ayudar a expulsar al pequeño el exceso de aire que ha tragado.
La primera es la que se ubica al recién nacido sobre el pecho, que es el modo más utilizado. El bebé debe estar casi completamente erguido, de tal forma que su cabeza quede a la altura del adulto que realiza el procedimiento. Luego de asumida esta posición, la persona que lo realiza debe dar ligeros golpecitos en la espalda del recién nacido. El bebé debe estar con el cuerpo casi erguido, con la cabeza a la altura del hombro del adulto, y al igual que en los casos anteriores se acompaña con ligeros golpecitos en la espalda.
La otra posición es la de boca abajo, y consiste en poner al recién nacido en esta posición sobre el antebrazo del adulto, con una ligera inclinación hacia arriba, antes de repetir los golpecitos ligeros. Otra de las posiciones comunes consiste en ubicar al niño boca abajo como en la posición anterior, pero esta vez el adulto está sentado y el pequeño recostado en el regazo de quien práctica el procedimiento, para luego proceder con los golpecitos en la espalda.
Finalmente, la última posición que recomendamos es la que se prefiere cuando el bebé está más grande, y, por lo tanto, pesa más. En esta posición, en lugar de recostar al pequeño, se lo sienta en nuestro regazo o en algún lugar cómodo, para luego sujetarlo de la barbilla y proceder con los golpecitos en la espalda.
Es importante que los padres no se asusten ni pierdan la paciencia, pues es un proceso natural que dura un par de meses o más. También es recomendable que el adulto se acostumbre a masajear al pequeño tanto en el abdomen como en la espalda una vez haya concluido su lactancia, con unos ligeros movimientos circulares para facilitar la
evacuación de los gases
y provocar una buena digestión.