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Día del Seguro: una decisión inteligente que puede cambiar tu vida
Cada 14 de mayo se conmemora el Día Mundial (o Continental) del Seguro, una fecha dedicada a reconocer la importancia del sector asegurador a nivel global. La elección de este día no es casual: un 14 de mayo, pero de 1908, entró en vigor en España la primera ley reguladora del seguro privadodiainternacionalde.com.
Años después, el 14 de mayo de 1946, se inauguró en Nueva York la Primera Conferencia Hemisférica de Seguros, un encuentro de aseguradoras de todo el continente americano para coordinar la recuperación del sector tras la Segunda Guerra Mundialdiainternacionalde.comdiainternacionalde.com. Estos hitos llevaron a que el 14 de mayo sea reconocido en muchos países como el Día del Seguro, para celebrar la labor de la industria aseguradora y crear conciencia sobre su rol en la protección de las familias, las empresas y la economía en generaldiainternacionalde.com.
En este blog exploraremos la evolución del seguro en el mundo y en Ecuador, con énfasis en los seguros de vida y salud. Además, analizaremos por qué contar con un seguro es una decisión inteligente, especialmente en un país como Ecuador, donde las condiciones sociales, económicas y políticas pueden ser inestables. Entenderemos cómo los seguros brindan estabilidad financiera, seguridad y tranquilidad, a través de ejemplos reales, datos actuales y un recorrido histórico que nos ayudará a apreciar el valor de estar asegurados.
Un vistazo a la historia del seguro en el mundo
Durante la Edad Media el seguro evolucionó con el auge del comercio marítimo. Surgieron las primeras pólizas para proteger la vida de navegantes y tripulaciones que cruzaban océanos en viajes peligrosos. ¿La razón? Los piratas abundaban en alta mar, capturaban a los marineros y exigían rescates.
Si la tripulación no podía pagar, sus vidas corrían peligro. Ante esto nacieron seguros que cubrían el costo del rescate y, posteriormente, cubrían un pago a la familia en caso de fallecimiento por naufragio u otros percances del viaje. Así, poco a poco, se fue reconociendo el valor de asegurar la vida humana y los bienes frente a riesgos impredecibles.
En la Edad Moderna y la época industrial, el seguro tomó forma institucional. Se crearon las primeras compañías aseguradoras y se promulgaron leyes específicas. Por ejemplo, Carlos I de España (Emperador Carlos V) dictó una ley que hizo obligatorio el contrato de seguro marítimo en el siglo XV, sentando principios legales pioneros. Ya para el siglo XVII y XVIII, en Europa existían aseguradoras organizadas (famoso es el caso de Lloyd’s of London en 1688, nacido en una cafetería como mercado de seguros marítimos).
Se aseguraban buques, cargas, y también surgieron seguros contra incendios tras el Gran Incendio de Londres de 1666. En el siglo XIX, con la revolución industrial, emergen los seguros de vida como los conocemos hoy, y se expanden a más personas gracias a la proliferación de compañías aseguradoras en Europa y América.
¿Por qué es importante esta breve historia? Porque demuestra que el seguro siempre ha sido respuesta a una necesidad humana fundamental: sentirnos seguros ante la incertidumbre. Desde los mercaderes antiguos hasta las familias modernas, asegurarse significa tener un plan de respaldo cuando ocurre lo inesperado. En la siguiente sección veremos cómo esta industria llegó y creció en Ecuador.
Orígenes del seguro en el Ecuador
La actividad aseguradora en Ecuador comenzó a tomar forma durante la época republicana temprana, aunque de manera rudimentaria. En el siglo XIX no existían compañías nacionales, pero operaban en el país agentes de aseguradoras extranjeras, principalmente en el puerto de Guayaquil, ofreciendo coberturas básicas de incendio y transporte marítimo. En otras palabras, si un comerciante en 1880 quería asegurar su mercadería o su buque, probablemente contrataba una póliza emitida por alguna empresa extranjera a través de sus representantes locales. Durante ese período, el negocio de seguros era libre y no estaba supervisado por el Estado.
Un paso importante ocurrió bajo el gobierno de Eloy Alfaro. El Código de Comercio promulgado el 30 de julio de 1906 incluyó por primera vez una mención al contrato de seguro, reconociéndose como acto de comercio legal. Poco después, el 21 de octubre de 1909, se emitió el primer decreto que regulaba el funcionamiento de las compañías de seguros en Ecuador. Este decreto exigía, entre otras cosas, que las aseguradoras tuviesen un apoderado (representante) en el país, un capital mínimo para operar y que invirtieran al menos el 25% de su capital en activos locales como bienes raíces o bonos hipotecarios. Esto último buscaba asegurar que parte del dinero de las primas se quedará en el país, fomentando la economía nacional. Aún así, hasta entrado el siglo XX la presencia de seguros en la vida cotidiana era mínima y dominada por empresas del extranjero.
El Estado empezó a fortalecer la estructura del sector a partir de los años 1930. En 1933 se asignó a la Superintendencia de Bancos la función de organismo de control de los seguros. Y a finales de 1937 se aprobó la Ley de Inspección y Control de Seguros, creando un marco administrativo para supervisar a las aseguradoras. Este fue un punto de inflexión: gracias a esta ley, se sentaron las bases para el surgimiento de compañías de seguros con capital nacional. A partir de 1937 comenzaron a formarse las primeras aseguradoras ecuatorianas con apoyo de inversionistas locales e incluso del Estado, rompiendo así la dependencia exclusiva de las empresas foráneas.
Primeras compañías de seguros ecuatorianas y su evolución
Los cimientos del mercado asegurador nacional se consolidaron en la década de 1940. La Nacional Compañía de Seguros Generales S.A. se fundó en 1940, convirtiéndose en la primera aseguradora con capital ecuatoriano.
Poco después, en 1943, nació La Unión Compañía Nacional de Seguros S.A., otra pionera del sector. Estas dos empresas marcaron el inicio de una nueva era: por primera vez, los ecuatorianos podían contratar pólizas emitidas por compañías nacionales, adaptadas a las necesidades locales.
A partir de entonces, el abanico de coberturas disponibles se fue ampliando rápidamente. Durante los años 40 y 50 se introdujeron nuevos ramos (tipos de seguro) que hoy nos parecen habituales, pero que en su momento fueron innovaciones importantes para proteger distintos aspectos de la vida económica y personal:
1943 – Se emite la primera póliza de aviación, para cubrir riesgos asociados a la aeronavegación.
1945 – Aparece el seguro de fidelidad (fianzas), destinado a proteger contra pérdidas por deshonestidad de empleados y garantizar cumplimiento de obligaciones.
1946 – Se implementa el ramo de automotores, es decir, seguros para vehículos, esencial ante el creciente uso de autos.
1947 – Nace el seguro de accidentes personales y robo, brindando cobertura ante lesiones o robos que afecten a individuos.
1950 – Se crea el seguro de accidentes de trabajo (protección para trabajadores ante lesiones laborales) y la póliza de mortalidad de ganado para el sector agrícola/ganadero
1953 – Surge el seguro de garantías y cumplimiento de contratos, muy útil para el sector de la construcción y obras públicas.
1956 – Hito especial: se ofrece la primera póliza de vida individual, conocida como “Póliza Económica”, orientada a personas que querían asegurar la protección financiera de sus familias en caso de fallecimiento.
Durante las décadas siguientes, el mercado asegurador continuó desarrollándose. En los años 60 se modernizó el marco legal: en 1967 se promulgó la Ley General de Compañías de Seguro, que estableció requisitos más claros para operar seguros de vida y de daños en el país, reguló la figura de los corredores de seguros y ratificó a la Superintendencia de Bancos como el ente regulador oficial. Con esto, se buscó profesionalizar la industria y proteger mejor a los usuarios.
Hacia finales del siglo XX y comienzos del XXI, Ecuador vio un crecimiento tanto en el número de compañías aseguradoras como en la variedad de productos. Nuevos seguros especializados aparecieron (por ejemplo, seguros odontológicos, seguros para pequeñas y medianas empresas, coberturas de gastos médicos, etc.), reflejando las cambiantes necesidades de una sociedad en desarrollo. Cabe resaltar que en 2014 la supervisión del sector pasó de la Superintendencia de Bancos a la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, cambio destinado a unificar el control empresarial y brindar mayor eficiencia regulatoriaesdialnet.unirioja.es.
Actualmente, el sector asegurador ecuatoriano es una mezcla de empresas antiguas y nuevas, nacionales y extranjeras, compitiendo en diferentes ramos. Aproximadamente 28 aseguradoras están autorizadas para operar en el país, aunque 8 de ellas concentran cerca del 65% del mercado total vistazo.com. Esto indica cierta concentración, donde grandes firmas (como las vinculadas a bancos o grupos económicos) llevan la delantera en ventas.
No obstante, hay decenas de compañías atendiendo nichos específicos o regiones, lo que mantiene una oferta variada para los consumidores. En general, se estima que unas 8 aseguradoras se especializan en el ramo de vida (seguros de personas) y las demás operan en ramos generales (vehículos, propiedades, etc.) dialnet.unirioja.es. El sector sigue evolucionando con fusiones –por ejemplo, la reciente unión de Equinoccial y Equivida en 2021 y con la salida de actores estatales (Seguros Sucre, la ex aseguradora pública, fue liquidada en 2020vistazo.com).
Esta historia de más de 100 años nos deja una lección: el seguro en Ecuador ha pasado de ser una rareza manejada desde el extranjero, a convertirse en una industria local establecida, que acompaña el crecimiento económico y brinda respaldo en momentos críticos. Sin embargo, ¿cuánto aprovechamos hoy esa herramienta? Veamos qué dicen las cifras recientes sobre los seguros de vida y salud en nuestro país.
Seguros de vida y salud en el Ecuador: cifras y realidad
A pesar de la larga trayectoria del sector asegurador, la penetración de los seguros en Ecuador sigue siendo baja en comparación con otros países. Según datos de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros, en 2022 las primas de seguros representaron apenas 1,5% del PIB del país.
Este índice de penetración (primas sobre PIB) se ha mantenido históricamente alrededor de 1.3% a 1.7%, evidenciando que el mercado asegurador ecuatoriano aún tiene mucho espacio para crecer. De hecho, se calcula que solo cerca del 19% de los riesgos que enfrentan las familias, las empresas y la economía nacional están cubiertos por algún seguro – el 81% restante permanece desprotegido. Esta “brecha de protección” significa que ante eventos adversos, la mayoría de ecuatorianos tendría que afrontar las pérdidas con sus propios recursos o con ayuda estatal/solidaria, en lugar de contar con una indemnización asegurada.
La situación es particularmente delicada en el ámbito de los seguros de personas, que incluyen los seguros de vida y salud. Aunque en los últimos años ha habido avances, la cultura aseguradora personal es incipiente. Por ejemplo, solo el 10% de los ecuatorianos (aprox. 1,3 millones de personas) posee un seguro privado de saludl. Esto implica que 9 de cada 10 ecuatorianos no tienen cobertura médica privada y dependen exclusivamente del sistema público (IESS, Ministerio de Salud) o de su bolsillo para atender enfermedades y emergencias. Incluso entre quienes tienen seguro de salud privado, la gran mayoría (70-80%) lo usan como complemento al IESS, es decir, mantienen ambas coberturas. ¿
La razón? Muchos no confían plenamente en la atención pública debido a deficiencias conocidas – como escasez de medicinas o demoras de meses para conseguir citas con especialistas. En palabras de una economista del sector, el seguro privado de salud termina siendo una necesidad para los ecuatorianos de clase media y alta, porque “el sistema público no es fiable”, aunque lamentablemente “pocos pueden pagar” por esa doble protección.
No obstante, la demanda por seguros médicos está creciendo tras la pandemia de COVID-19. Las empresas de medicina prepagada y aseguradoras de salud reportaron un crecimiento de ~6.8% en primas durante 2023 frente a 2022. Cada vez más personas perciben el seguro de salud no como un gasto, sino como una inversión en tranquilidad. Historias como la de Ricardo Murillo, un usuario quiteño, reflejan esta realidad: él sufría alergias y el IESS le daba citas con el alergólogo a 5 meses vista, así que decidió contratar un seguro médico privado básico para recibir atención oportunavistazo.com.
Por su parte, Shirley Espinoza cuenta que adquirió una póliza de salud familiar porque “quería estar preparada para una emergencia médica, que sin tener cobertura no podría solventar”vistazo.com. Estas experiencias explican por qué en 2021-2024 el segmento de salud privada creció constantemente, con mayores ingresos y nuevos afiliados, pese a la situación económica difícilvistazo.comvistazo.com. Claramente, la pandemia dejó la lección de que la salud es frágil y tener un seguro puede marcar la diferencia entre superar una enfermedad sin quebrar financieramente, o enfrentar gastos impagables.
En cuanto a los seguros de vida, su penetración también es baja pero muestra un lento ascenso. Tradicionalmente, los seguros de vida representaban cerca del 20% de las primas totales del mercado, frente a 80% de seguros generalescienciamerica.edu.ec. Sin embargo, en 2022 el ramo de vida colectiva (políticas de vida ofrecidas a grupos, por ejemplo a empleados de una empresa) se convirtió en el de mayor demanda en el país, alcanzando un 28,8% de participación en el total de primasvistazo.com. Esto indica que más empleadores y organizaciones están brindando seguros de vida a sus miembros, lo cual es positivo. La cobertura individual, no obstante, sigue siendo baja: hacia 2015 apenas 11% de las primas de vida correspondían a seguros individualescienciamerica.edu.ec, aunque es probable que esa proporción esté aumentando recientemente.
Vale mencionar que muchos ecuatorianos cuentan con seguros de vida atados a créditos (los llamados seguros de desgravamen, obligatorios al sacar un préstamo hipotecario o consumo). Si bien esos seguros garantizan que la deuda quede saldada si el titular fallece, no suelen dejar un excedente para la familia. Por eso es importante considerar pólizas de vida adicionales cuando sea posible, para verdaderamente proteger a los seres queridos.
En resumen, las cifras pintan un panorama donde la mayoría de la población está expuesta: sin seguro de vida, una familia podría perder su casa o ver truncados los estudios de los hijos si fallece el principal sostén económico; sin seguro de salud, una enfermedad grave puede significar deudas de años o atención médica insuficiente. A continuación, repasaremos algunos casos y ejemplos concretos que resaltan cómo el seguro ha ayudado (o podría ayudar) en situaciones difíciles, enfatizando por qué vale la pena asegurarse en un entorno como el nuestro.
El Día Mundial del Seguro cada 14 de mayo no es solo una fecha simbólica; es un recordatorio de la relevancia que los seguros tienen en nuestra vida diaria y en la sociedad. En Ecuador, debemos aprovechar esta ocasión para reflexionar sobre nuestra propia cultura de previsión. Hemos visto que nuestro país tiene baja penetración de seguros, pero también mucho potencial y, sobre todo, mucha necesidad de protección debido a las condiciones cambiantes en que vivimos. Contratar un seguro de vida o de salud no es signo de pesimismo, sino de responsabilidad inteligente: esperamos no tener que usarlo pronto, pero si llega ese momento, agradeceremos enormemente haberlo tenido.
Al final del día, tener un seguro es un acto de amor propio y hacia nuestra familia. Es asegurarnos de que, incluso en nuestra ausencia o en situaciones adversas, quienes dependen de nosotros estarán cuidados. Es convertir la incertidumbre en certeza, el riesgo en tranquilidad. Por eso, en este Día del Seguro, la invitación es a informarse, comparar opciones y dar el paso de asegurarse si aún no lo ha hecho. Su futuro yo –y sus seres queridos– se lo agradecerán.
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